ADIÓS A YSL



El mundo de la moda está de luto. El pasado domingo el modisto Yves Saint Laurent se apagó. Pero como suele pasar con la mayoría de los genios, su legado no pasará a la historia. Empeñado en liberar a la mujer de los estrictos códigos de los años 50, sorprendió con sus propuestas atrevidas, sensuales y por encima de todo elegantes. ¿Cuántas veces hemos suspirado por un básico de Yves Saint Laurent: un trench, la legendaria sahariana o el codiciado esmoquin? Incluso la pasada temporada Zara le rindió su particular homenaje con la chaqueta esmoquin convertida en vestido, "inspirada" en una de sus prendas míticas.

En 1954, con 18 años, el príncipe de la elegancia entró en la maison Dior y, dos años más tarde, se convertía en el diseñador de la firma. Pero en 1960 le tocó realizar el servicio militar y tuvo que abandonar París. A su regreso descubrió que había sido sustituido por Marc Bohan, diseñador que se acercaba más al estilo ladylike que se buscaba. Saint Laurent demandó a la empresa por daños morales con la ayuda de su amigo Pierre Bergé y, con el dinero recibido y el apoyo económico del empresario estadounidense Mack Robinson, creó su propia casa de costura. En 1962 lanzó su primera colección con gran impacto mediático.

En realidad todo empezó con Coco Chanel, que aportó una gran libertad a las mujeres con su petite robe noire y sus prendas de tricot. Años después, Saint Laurent inició una revolución que ha continuado hasta nuestros días, al dotarlas de un aspecto fuerte y poderoso que hasta aquel momento pertenecía a los hombres. Decidió otorgar a las féminas un carácter del que carecían: abrió para ellas el armario masculino, con sus sastres pantalón impecables, el esmoquin, la sahariana... Con esa ropa comenzaron a irradiar un nuevo mensaje y se produjo la irrupción de la mujer en territorios reservados secularmente al mundo masculino: las oficinas, la política, la tecnología, el arte. Desde entonces, las mujeres, estén en Madrid o Nueva York, le deben algo, incluso sin saberlo.

Con motivo de esta triste noticia me viene a la memoria un encuentro mágico que tuve hace escasos meses con su fiel compañero de toda una vida, "Pierre Bergé".

Amigos desde los años 60. Bergé es un hombre inteligente y refinado, una de las personas que mejor comprende el mundo de la moda del siglo XX. Conoció al diseñador en 1958. Han colaborado juntos durante 50 años, primero al frente de la casa Saint Laurent. Y ahora, a través de la Fundación Pierre Bergé-Yves Saint Laurent (http://www.fondation-pb-ysl.net/).
«Saint Laurent ha sido el artista más grande de su época. Si tuviera que definirle con una palabra diría que es una persona íntegra, el hombre más honesto que he conocido», comentaba.
Bergé posee un diagnóstico preciso de lo que se hace hoy día: «La moda ya no es lo que era. Hace 40, 50 años servía para acompañar a un art de vivre, pero ese estilo ha desaparecido. Ya no tiene ninguna relación con el pasado. Los modistos como Dior, Chanel o Balenciaga trabajaban para una elite social. Pero no era sólo una cuestión de dinero. Sus clientas eran personas cultas, interesadas por el arte. En la actualidad esos diseñadores ya no tendrían nada que hacer, teniendo en cuenta en lo que se ha convertido el mundo de la moda».

La palabra cultura es una constante en su discurso. Y recordaba una famosa frase del creador francés: «La moda no es arte, pero para dedicarse a ella hay que ser un artista. Yves Saint Laurent nunca consideraba que un vestido fuese un simple objeto. Siempre veía una historia detrás, una relación íntima entre la realidad y la imaginación. El modisto insufló poder a la mujer».
«La Alta Costura de hoy me parece ridícula. Se ha convertido en un espectáculo. Resulta imposible de llevar, pero hay que tener coraje para admitirlo. Hoy en día el máximo lujo consiste en encontrar una prenda bien cortada».Me confesaba con rotundidad. Y yo pensaba, ¿Cuántos desfiles habrá dispuesto entre bambalinas este hombre?. En su opinión ni siquiera el lujo actual se parece al del siglo XX "Antes se diseñaba una colección excelente y después se ponía en marcha el marketing. Ahora, primero se utiliza el marketing y luego se crea. En mis tiempos no hacía falta vender millones de perfumes para poder seguir haciendo ropa». Y certificaba: «No abunda la creatividad, la moda de hoy es Zara, H&M y grupos similares. Nunca volveremos a lo que hacía Yves Saint Laurent».

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